Disclaimer

Nombres y personajes de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer (menos los que no salieron en la saga original). Lo único mio es la historia que va uniendo a tan maravillosos personajes.
Esto es un homenaje a una de mis sagas favoritas, sin fines de lucro, por mera distracción.

lunes, 2 de febrero de 2009

RAZONES


–Mmm… –El abuelo me miró de reojo mientras ponía en marcha mi auto. Lo había convencido de ir en el mío; no es que tuviera algo contra la patrulla de él, sólo que, sinceramente, prefería la comodidad del Aston Martin.
–¿Qué sucede?
–Nada… sólo qué… –frunció el ceño una vez más. Parecía que sus cejas eran una sola –Bueno, no sé si me gusta como vas vestida.
–¿? –la que frunció el ceño arhoa fui yo. ¿Qué le pasaba a mi ropa? Creía ir más que presentable, digo, no quería parecer snob, pero toda mi ropa era de diseñadores prestigiosos. Era lo mínimo que Alice y Rose me permitían usar –¿Voy mal vestida?
–No princesa, pareces una muñequita. Sólo que no me gusta verte con tan poca ropa –le dedicó una mirada casi asesina a mi short de mezclilla. ­–Tu madre jamás vistió así, y no creo que pueda acostumbrarme a ver a mi nieta usando algo… así
–Abuelito, es la moda… Y si seguimos parados aquí, discutiendo sobre mi ropa, nunca vamos a llegar.
Con resignación Charlie arrancó el auto con rumbo a La Push. Hicimos un trayecto más corto de lo que esperaba. En cuanto vislumbramos las primeras casas de la reserva, pequé el rostro al cristal de la ventana, como una niña pequeña, para no perderme detalle alguno.
El abuelo se detuvo frente a una casa de la cual salió un hombre mayor en una silla de ruedas.
–El viejo Billy Black –dijo el abuelo una vez que ambos bajamos del auto – ¿cómo estás, amigo?
–Muy bien – replicó mientras estrechaba la mano de Charlie. De pronto su mirada se detuvo en mi –¡Vaya! Esta debe ser la pequeña Nessie.
–Sí, esta es mi nietecita –El tono de voz de mi abuelo era jocoso –Nessie, él es Billy, el padre de Jacob, ¿te acuerdas de él?
–Claro que sí lo recuerdo. ¿Cómo está, señor Black?
–Aparte de viejo, estoy muy bien. –El hombre esbozó una amplia sonrisa, que de inmediato me recordó a su hijo –Pero llámame Billy, por favor, eso de “señor Black” me hace sentir como un carcamán.
–Está bien, Billy. –Inconscientemente empecé a pasear la mirada buscando a alguien en particular –¿Y Jacob? Pensé que….
–¿Pensaste que no estaría aquí para darte la bienvenida? –una voz demasiado familiar sonó a mi espalda.
–¡Jake! –En un impulso, me volteé y me arrojé a abrazarlo por el cuello. El me correspondió el gesto deslizando sus brazos por mi cintura. En mi alegría no me detuve a pensar en lo que estarían pensando o imaginando el abuelo y Billy ante mi reacción.
Después de eso, Billy y Charlie partieron a pescar, dejándonos a solas a Jake y a mi. Me tomó de la mano y empezó a enseñarme todo lo que estaba a nuestro paso: su casa, el garage que utilizaba para reparar autos y motocicletas, las casas vecinas, etcétera.
Confieso que no le prestaba demasiada atención a lo que me enseñaba porque estaba más interesada en el hecho de que me había tomado mi mano, entrelazando sus dedos con los míos y no me había soltado ni un solo instante, provocando en mi estómago una sensación como de mil mariposas revoloteando dentro de mi.
En un cómodo silencio, bajamos hasta la playa, que se empezaba a llenar de gente. Era primero de Septiembre, día del trabajo, así que había muchos turistas que estaban aprovechando el cielo despejado y el buen clima para pasarlo bien en las playas de la reserva.
–¿Piensas quedarte hasta tu cumpleaños? –Dijo de repente, mientras tendía una gran toalla en la arena para sentarnos.
La pregunta me tomó por sorpresa, porque no había tomado una decisión sobre mi estadía en Forks.
–No sé –contesté al tiempo que tomaba asiento –Realmente, no sé por cuánto tiempo me quede.
–Sería la primera vez que no pasas un cumpleaños con tu familia, ¿no?
–Pero aquí también tengo parte de mi familia. –lo miré un momento a la cara antes de desviar mi mirada hacia el mar. Me estremecí al notar la intensidad de él cuando pronuncié esas palabras.
Guardó un breve silencio antes de preguntar:
–¿Por qué viniste?
–Ya te lo dije anoche.
–Me dijiste que eran “razones”, y no creo que incluyan únicamente visitar a tu abuelo y… bueno, arreglar nuestra... amistad. –puso su mano debajo de mi mentón para obligarme a mirarlo a la cara –Te conozco, sé que hay algo más.
Sí, era cierto, él era quien probablemente me conocía tanto o igual que mis padres. Y más razón tenía en que había algo más detrás de mi visita a Forks. Dudé un momento si ésa sería la ocasión adecuada para hablar de ello, pero decidí seguir los derroteros de nuestra conversación.
–Sabes que, según Nahuel, hace casi dos años alcancé mi madurez física y mental, que a partir de ese momento, ya no voy a envejecer más. Que me quedaré como congelada en los 18 años.
–Sí, lo recuerdo.
–Bueno, digamos que a partir de ahí, me he empezado a cuestionar muchas cosas en mi vida, o en mi existencia, cómo quieras verlo.
–¿Qué cosas?
–Cosas sobre quién soy, a dónde voy… si realmente soy inmortal, o si en algún momento mi corazón dejará de latir. ¿Soy humana? ¿O soy más… lo otro? –no me atrevía a decir la palabra “vampiro” en voz alta –Ya sabes, estoy en la etapa de cuestionarme todo, de preguntarme todo y no conocer ninguna de las respuestas. Y eso da miedo
–¿Por qué miedo, Nessie?
–Por no saber quién soy en realidad. Soy la mitad de todo, pero a la vez, la mitad de nada. Mis padres tienen claro que son y que pueden durar juntos hasta la eternidad siempre que el otro exista. Charlie sabe que su vida tiene un tiempo, como todos los humanos, pero ¿y yo, qué?
–Oh, Nessie… –Jacob estiró su brazo izquierdo y con él me envolvió por el hombro, para estrecharme a su cuerpo –Sabemos que no eres única, pero sí eres especial, y todo lo referente a ti es un misterio, no te lo voy a negar, pero vamos a irlo descubriendo poco a poco, una cosa a la vez. Sabes que siempre estaremos ahí para ti.
–¿Lo estarán? ¿Tú también, Jacob? –Mi voz sonaba recelosa
–Sí, lo estaré… creo que tengo mucho qué explicarte acerca de los licántropos ¿verdad?
Asentí con fuerza. La verdad es que era poco lo que sabía acerca de Jacob y el resto de los hombres-lobo quileutes.
–Y te prometo que lo haré, pero antes, tienes que terminar de explicarte tú. Aún no encuentro relación entre tus inquietudes y tu repentina visita a Forks.
–Es cierto… creo que estoy toda enredada. En fin, el caso es que lo que llevo de vida, la he vivido como vampiro, bajo las reglas y el estilo de vida usual de ellos. Mi visita aquí tiene que ver con querer vivir como la otra mitad que soy, vivir como un ser humano “normal”.
–¿Y crees que con la semana o dos que te quedes, va a ser tiempo suficiente para tener suficiente “experiencia humana”? –El tono de su voz era algo socarrón, como si mis palabras las encontrara graciosas y a la vez, inmaduras.
–Ya sé que la vida humana es mucho más complicada que dos semanas… no, lo que había pensado era mudarme de forma indefinida a Forks.
–¡¿Queeeé?!
–Que me quedo en Forks por una buena temporada.
–Pero… tus padres… tu familia… ¿Qué dijeron? ¿Tan fácilmente te dejaron venir? No me lo creo
–Ellos no lo saben. Fui muy cuidadosa de no pensar en eso mientras papá estuviera cerca de mí. Eres el primero en saberlo, ni siquiera Charlie sabe de mis planes.
–¿No le has dicho que planeas quedarte a vivir con él? Imagino que no te negará un techo, y que estará más feliz por tenerte con él.
–Es que no pienso quedarme a vivir en casa del abuelo.
Si era posible, las facciones de Jacob se iban deformando más y más conforme iba escuchando mis palabras.
–¡¿Queeeé?!
–Que me voy a quedar a vivir en Forks en la que era la casa de los Cullen. Voy a vivir sola y por mi cuenta una temporada.
–Eso es una tontería, Nessie… eres demasiado pequeña para valerte por ti misma.
–¡Claro que no! A mi edad muchos…
–A tu edad, las niñas se portan bien, juegan con muñecas y juegan a ser princesas.
–Grr… –si había algo que hacía sacar el monstruito que llevaba dentro, era que no entendieran que yo no era como los demás. Que si bien había nacido ocho años, once meses y 21 días antes, eso no quería decir que fuera una niñita. ¿Por qué no entendían que ya era una mujer bastante crecidita y desarrollada? –¡Eres imposible! Mírame, ¿acaso luzco como una mocosa? ¡No!
–Tal vez no luzcas como una “mocosa”, pero suenas como tal… Tienes que pensar en tu familia, en tu futuro.
–En mi futuro, o la incertidumbre acerca de él, es en lo que estoy pensando.
–Tú, lo que tienes que hacer es pasar una semana o dos con tu abuelo y después regresar con tu familia y olvidarte de eso de “independizarte”.
–Claro que no…
–Les voy a llamar a tus padres.
–Forks no es mi única opción. Bien me puedo ir a vagabundear por el mundo.
–¿Con qué dinero? Les pediré a tus padres que te quiten la tarjeta de crédito o que te amarren a la pata de la cama.
–Puedo trabajar… y una simple cuerdita no me detendrá. Pensé en Forks porque me pareció un buen lugar, cerca del abuelo y… cerca de ti. Pero si te pones en ese plan, me largo a ver a donde.
–No te lo voy a permitir
–¿Tú y cuántos más? No puedes detenerme.
–¿Quieres apostarlo?
–No veo cómo puedas hacerlo.
Nos quedamos viendo ferozmente uno al otro, nuestros rostros tan cerca. Pude notar lo furioso que estaba al ver cómo resoplaba tan violentamente el aire por la nariz. Seguramente mis facciones eran muy parecidas a la de él. No sé por cuánto tiempo estuvimos así ni en qué momento, la mirada de furia se transformó en algo igual de fuerte, pero más perturbador… ¿qué era lo que veía en sus ojos? Me daba miedo ponerle un nombre, pero fuera lo que fuera, me atraía de una manera hipnótica, me acercaba a él de una forma imposible de detener, si es que hubiera tratado de resistirme.
Sentí su aliento más cerca de mi rostro, mientras mi cuerpo se llenaba de una sensación como de anticipación. El corazón me latía más rápido que lo normal y las manos me empezaban a transpirar. Por primera vez en mucho tiempo estaba segura de algo: Jacob Black me iba a besar y yo no pensaba detenerlo.

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