Disclaimer

Nombres y personajes de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer (menos los que no salieron en la saga original). Lo único mio es la historia que va uniendo a tan maravillosos personajes.
Esto es un homenaje a una de mis sagas favoritas, sin fines de lucro, por mera distracción.

domingo, 12 de abril de 2009

MEDIAS MENTIRAS, MEDIAS VERDADES

 

–¡Te voy a matar por esto!

–¡Stanislav, basta!

–¡Vas a pagar caro por esto, Stanislav!

Escuché los gritos un poco a la distancia mientras que un par de frías manos se posaban bajo mi cabeza para elevarla un par de centímetros del nivel del suelo.

–Parece que únicamente se desmayo. –un par de helados dedos tocaron mi cuello para sentir mi pulso –Respira y tiene pulso.

Lentamente entreabrí el ojo bueno, pues el otro, a pesar del esfuerzo apenas si podía abrirlo un par de milímetros. Recordé que Apolo me había dado un buen puñetazo cerca del ojo izquierdo, así que lo más seguro es que lo tuviera completamente cerrado por la hinchazón.

Respiré profundamente, tratando de llenar de oxígeno mis pulmones, pero el simple esfuerzo de pasar aire a través de la garganta hizo que me escociera. Lancé un gruñido de dolor.

Dimitri era quien me sostenía en esos momentos, aunque realmente no me prestaba la más mínima atención; su mirada estaba fija un par de pasos más delante de donde me encontraba yo tirada sobre el piso. Curiosa, enfoqué la vista y me sorprendí ante la escena que se desarrollaba delante de mí.

Stanislav tenía el rostro completamente desfigurado por una rabia enloquecida. Su cuerpo estaba completamente tenso, recordándome a un león a punto de lanzarse contra su presa para desgarrarla completamente; tenía el brazo derecho recto, completamente estirado al frente, con la mano retorcida como si estuviera estrujando algo con todas sus fuerzas. Desvié la mirada de mi ojo derecho y lo abrí sorprendida cuando descubrí a Apolo contra la pared, elevado a un metro del suelo más o menos. Estaba completamente inmóvil del cuerpo, como si estuviera sujetado a la pared con un montón de cuerdas invisibles.

–¡Bájame, estúpido vampiro servil! ¡Cuando mi padre se entere de esto…!

–¡Me importa un comino lo que le puedas decir a Cayo. Aro me dará la razón por matarte!

–¡Stanislav! ¡Awka! –reconocí la voz de Jane– No es momento de estupideces de su parte…

¿Awka? ¿A quién se refiere Jane? Awka… me suena esa palabra de alguna parte, pero ¿de dónde?

–¡Este remedo de vampiro trató de matarla! Si no llego a tiempo… –Stan movió ligeramente los dedos de la mano derecha, como si estuviera ejerciendo más presión sobre el cuerpo de Apolo, quien emitió un leve quejido.

–¡He dicho que basta! –la siempre suave voz de Jane se tiñó de furia contenida, haciendo eco a nuestro alrededor. –¿Quieren que los obligue a detenerse? –Creí que Stanislav iba a ignorar la orden de la vampira, pero poco sus músculos fueron perdiendo rigidez. Dejó caer la mano que tenía extendida, y al mismo tiempo, el cuerpo de Apolo caía estrepitosamente contra el piso. Recordé el dolor que era capaz de infligir Jane con su don, y comprendí a qué se refería con el “¿quieren que los obligue a detenerse?

En lo que dura en latido, Stanislav estuvo a mi lado, quitando casi de un empujón a Dimitri. Me envolvió con sus brazos para levantarme hasta casi dejarme sentada sobre el suelo.

–¿Estas bien?

Asentí ligeramente, no me sentía capaz de articular palabra alguna. Todavía me encontraba bastante mareada, y la intensidad con la que la preocupación teñía la mirada de Stanislav me aturdía aún más.

–¡Quita tus malditas manos de mi novia! –al escuchar la voz de Apolo, empecé a temblar de miedo. ¡El muy bestia había tratado de matarme!

–¡Ella es mía! –contestó con vehemencia Stan

Los dos se mostraron los filosos colmillos, como si fueran un par de perros de pelea, mientras yo trataba de encontrar la voz para decir “¡Hey!, no soy de nadie”. Apolo empezó a ponerse de pie lentamente, decidido a lanzar un nuevo ataque, a pesar de sus tambaleantes pasos.

–Esto no se va a quedar así…

–¡He dicho que basta! –Jane le lanzó una dura mirada y al segundo, Apolo estaba contra el piso nuevamente, pero ahora su rostro reflejaba un tremendo dolor que hacía que se retorciera descontroladamente.

–Jane… creo que es más que suficiente –pronunció burlón Dimitri.

–Tal vez, pero creo que un poco más le enseñará a obedecer órdenes. Está demasiado borracho, y esta afición que está desarrollando por el alcohol lo está volviendo bastante torpe para nuestros planes. –Frunció el cejo una vez más, y Apolo gruñó como un animal herido. A pesar de su ataque, no pude evitar sentir lástima por él; recordé la vez que Jane había aplicado su don en mi y me estremecí. De pronto, la pequeña rubia relajó su rostro, dejando que sus facciones volvieran a mostrar su angelical belleza, fue entonces que Apolo recuperó el ritmo normal de su respiración y el rictus de dolor de su rostro desapareció.

–¡Ma… maldición! Jane… no… tenías por qué…

–Eso te enseñará a no tentar tu suerte. Cuando te doy una orden, no es opcional cumplirla.

De pronto, sentí que me elevaba por los aires. Stanislav me dedicó una mueca que entendí como un intento de sonrisa.

–¿A dónde vas? –dijo Dimitri.

–La llevo a su habitación; tengo que revisarle las heridas que ese le hizo. Además, necesito mantenerme lejos de él, porque no creo controlar del todo el deseo de torcerle el cuello, aún y cuando me lo ordene ella. –dijo lo último con un movimiento de la cabeza, señalando a Jane.

Cerré los ojos, cansada, aturdida y a la vez, agradecida de alejarme de Apolo, Jane y Dimitri. El solo mencionar el nombre de ellos tres hacía que la piel se me pusiera de gallina.

Me dejé caer sobre el duro pecho de Stan, laxa, sintiéndome de pronto como una marioneta a la que le hubieran quitado las cuerdas. No podía creer todo lo que había sucedido en apenas unas horas: el banquete, el que casi hubiera matado a un ser humano, estar con Stanislav, el que Awka hubiera estado a punto de matarme…

¡Awka, eso es!” gritó mi mente, “el ataque en el bosque…. Así lo llamaste esa noche, ‘Awka’, no Apolo…. Y ahí estaban Dimitri, Gianna y … ¡Stanislav! ¡Dios! Él había estado ahí esa noche y no hizo nada por ti. Nada, dejó que la bestia de ojos azules te diera una paliza y no movió ni un solo dedo

De inmediato, me envaré entre sus brazos, tratando de poner toda la distancia posible ente nosotros, algo difícil pues Stanislav me cargaba en sus brazos como si fuera una de las tantas preciadas antigüedades que nos rodeaban en el palazzo.

Llegamos al segundo piso, y con una habilidad que en otra ocasión me hubiera maravillado, Stanislav abrió la puerta de mi habitación conmigo en brazos. Con rápidos pasos, se acercó a la cama y me depositó ahí con cuidado, como si temiera que me fuera a quebrar en el proceso.

–¿Qué haces? –dije recelosa, cuando posó su fría mano sobre mi ojo hinchado.

–Necesitas algo frío para bajar la hinchazón y mi mano te puede servir tan bien como un trozo de hielo –puso su otra mano bajo mi mentón y me hizo girar el rostro primero a la izquierda, después a la derecha –¡kurva! ¡Mohl jsem ho zabít za tento! (traducción: podría matarlo por esto)

–¿Tan mal está? –no tenía ni idea qué significaba lo que había dicho, pero por su expresión, imaginaba que no era nada bueno

–Probablemente te van a quedar algunos moretones, pero tienes la capacidad de recuperarte pronto de las heridas, tal vez para mañana o pasado desaparezcan las marcas.

–¿Cómo sabes eso? –pregunté secamente

–Bueno, ya te he curado algunas heridas anteriormente.

–¿Si? ¿Cuándo? –me crucé de brazos, mientras fruncía el ceño. De pronto, empecé a sentirme enojada con Stanislav, consciente de que había bastantes cosas que me había estado ocultando.

–Cuando perdiste la memoria… ¿Qué pasa? –tuvo el descaro de parecer desconcertado con mi actitud –Imagino que estás enojada, pero ¿conmigo? Siento no haber llegado más rápido para evitar que el animal ese te hiciera daño.

–Oh, no, supongo que tengo que darte las gracias de que hoy sí te dignaste a defenderme. –No soportaba más su cercanía, así que le di un empujón contra el pecho para hacerlo que se retirara un par de pasos a la vez que me ponía de pie casi de un salto, mareándome en el proceso. Stanislav se dio cuenta y trató de sostenerme, pero con la mirada fulminante que le dediqué, se detuvo. –Oh, gracias magnánimo señor Stanislav Masaryk por tomarse la molestia de evitar que el loco de Awka/Apolo no me matara esta vez –dije sarcásticamente mientras hacía una melodramática reverencia para darle fuerza a mi burla.

–¿Qué…? ¿Cómo…?

–¡Dejémonos de cuentos y por una maldita vez se sincero!

–¿A qué te refieres exactamente? –dijo apenas con un susurro mientras su rostro era una pétrea máscara que no permitía traslucir cualquier emoción.

–¡Recuerdo la noche del bosque, cuando Awka me dio una paliza delante de ti, de Demetri y de la tal Gianna!... Esa noche fue cuando perdí la memoria, ¿no?

Stanislav se movió con tal rapidez que ni siquiera me di cuenta fue cuando se había acercado a mi, pero en un parpadeo estaba contra la pared, con su mano cubriendo mi boca a la vez que el resto de su cuerpo atrapaba el mío contra el muro.

–¡Shhh!

pfds fstdsf mdstsb bstsgd –traté de hablar, pero su manaza me lo impedía. Era como si mis labios estuvieran sellados con concreto. En mi desesperación, le propiné o mejor dicho, traté de darle un rodillazo en la entrepierna, solo que Stanislav fue más rápido y detuvo el golpe sujetando mi muslo con su mano. Me tenía a su merced.

¿Soy idiota a o qué? ¡¿Por qué no controlé mi lengua y mi furia?! ¡Maldición! Debí seguir fingiendo que no había recordado nada… pero ¡arrggg! ¡Odio que me oculten cosas y más odio que pretendan verme la cara de imbécil!

–Te voy a soltar, pero prométeme que no vas a gritar ni vas a hacer una estupidez. Recuerda que Jane o Dimitri están abajo y si alzas la voz pueden escuchar lo que digas.

Lo miré con furia. Todavía osaba ponerme condiciones, cuando el malo, el mentiroso, el poco fiable era él. No le iba a prometer nada.

–Prométemelo –dijo adivinando mis intensiones –te suelto sólo si me lo prometes… puedo quedarme así toda la vida, por mi no hay problema. La incomodidad sería para ti…

Estaba tentada en probar cuánto podíamos resistir así, sin dar el brazo a torcer el uno al otro. Estaba furiosa, herida y lo último que se me antojaba era ponerle las cosas fáciles, pero cuando empecé a tener dificultades para respirar, terminé por asentir con la cabeza. Ya me había escapado por los pelos de morir asfixiada por Awka; no quería terminar muriendo así pero por mi tozudez. Lentamente, Stan fue liberándome de su prisión. Tomé una profunda bocanada de aire fresco, tanto para quitarme la sensación de asfixia, tanto para tratar de controlar mis ansias por exigirle a gritos la verdad.

–¿Qué es lo que recuerdas exactamente? –preguntó con calma, pero yo sabía que estaba tanteando el terreno.

–Todo –dije retadoramente. Recordaba solo una parte de lo sucedido en el bosque, pero él no tenía por qué saberlo.

–Ya veo… –su voz era inalterable. –¿Y qué piensas hacer? Ellos no te dejaran ir ¿sabes? Eres muy importante para sus planes.

–No pienso pedirles permiso… Me largo de aquí y que se arreglen como puedan.

–¿Y a dónde piensas ir?

–A casa

–¿Y dónde es eso?

–Tú lo sabes tan bien como yo.

–Supongo que quieres de regreso la vida que tenías en Leeds…

–¿Leeds?

–Inglaterra.

–¿Ahí vivo?

–Dime tú… ¿qué no se supone que recuerdas todo? –preguntó medio burlón.

–Yo… yo…

¡Maldición! Me había descubierto. Impulsivamente, le di un puñetazo en el abdomen, pero para mi mala suerte, no le hizo daño, sino más bien yo resulté lastimada.

–¡Ay! ¡Ay! –agité la mano derecha, como tratando de liberarme del dolor. Me di cuenta que los nudillos de los dedos empezaban a hincharse un poco. ¡Genial! A ese paso, iba a terminar siendo un hematoma ambulante.

–Deja de comportarte como una niña –contra mi voluntad, tomó mi mano lastimada y me reviso –Niña tonta, sólo vas a conseguir hacerte daño.

Con un rápido y brusco movimiento, liberé mi mano de entre las suyas.

–Supongo que no te refieres únicamente a mis heridas físicas…

–No… –exhaló cansinamente –Necesito saber exactamente qué es lo que recuerdas. Y por favor, no me mientas.

–Mira quién habla de mentir… –esbocé una sonrisa irónica –¿Para qué quieres saberlo? ¿Para decidir si me matas tú o dejas que otros hagan el trabajo sucio?

–No quiero hacerte daño, quiero ayudarte.

–¿Ayudarme? Vaya, qué manera tan extraña tienes de demostrarlo: mintiéndome todo este tiempo.

–No te…

–¿No me has mentido? –lo interrumpí –¡No me quieras ver la cara de idiota!

–Baja la voz… –dijo en un susurro –Está bien, acepto que no te he dicho toda la verdad, pero es que yo tampoco sé mucho al respecto.

Traté de arquear la ceja izquierda, recelosa, pero en el intento me lastimé los magullados músculos del rostro.

–¡Ouch! ¡Ouch!

–Tal vez deberíamos dejar esto para después. Tengo que revisar tu ojo y…

–¡Al demonio mi ojo! –Stanislav me volvió a hacer una mueca de advertencia –Quiero hablar de esto ahora, no después. No voy a permitir que huyas cobardemente con tal de no darme una explicación.

–Yo jamás huyo y menos como un cobarde.

Nos quedamos mirándonos fijamente el uno al otro. Tenía la respiración agitada por la furia y la decepción que me empezaba a provocar Stanislav.

Stanislav respiró profundamente y metió las manos en los bolsillos del pantalón, mientras se giraba para mirar a través del ventanal hacia el exterior. Contempló en silencio el bullicioso tráfico que atestaba una de las calles aledañas al palazzo, así como el constante vaivén de las personas, que atareadas unas, relajadas otras, trataban de llegar a tiempo a sus respectivos destinos.

–Hace dos años, Jane me encontró en Inglaterra. Había escuchado de mi don y de que tenía cierta “experiencia militar”… Durante años, me dediqué a ir a lugares donde se desarrollaban guerras: Corea, Camboya, Vietnam, Oriente medio, Centroamérica, África… todos y cada uno de los conflictos armados eran un lugar perfecto para que un monstruo como yo se alimentara sin levantar sospechas. Pensaba en mi como una especie de “asesino de asesinos” –lo miré sin entender –soldados, mercenarios, guerrilleros: todos tienen una excusa para empuñar un arma, todos tienen una explicación que justifique lo que al final son: asesinos con pretextos.  Durante años me moví en ese ambiente, así que aprendí tácticas de guerra y de ataque, porque ¿qué mejor forma de sorprender a mis presas?

–El “club de la eutanasia” y ahora esto… ¿quieres hacerme creer que en el fondo eres un monstruo piadoso?

Stanislav se volteó, para mirarme de frente, pero se mantuvo a varios pasos de distancia.

–No, no quiero venderte algo que no soy. Jamás te he mentido en el hecho de que soy una aberración, un asesino. No es una excusa, ni un intento de que te compadezcas de mi, porque nunca he negado lo que soy; sólo digamos que trato de encontrar la forma de que matar sea moralmente justificable para lo que alguna vez fui en vida.

–Bueno, y al final, ¿qué tiene qué ver esto conmigo?

–A eso voy… como te decía, Jane sabía parte de mi “currículo” y me ofreció unirme a los Vulturi. Al principio rechacé la oferta, no me interesaba ser parte de la guardia ni del poder que eso conlleva; pero Jane me ofreció algo que no pude rechazar.

–¿El qué? ¿Sangre fresca disponible 24 horas al día los 365 días del año?

–Dinero, bastante dinero.

–¡Wow! Un vampiro codicioso…

–En ese tiempo, mi Annie empezó empeorar del Alzheimer y no había nadie quien pudiera ver por ella. Su marido y su único hijo habían muerto varios años antes, así que mi hija estaba sola nuevamente y yo no podía cuidarla, pero tampoco podía permitir que terminara sus días desamparada, enferma en una clínica inmunda….

–La historia de la pobre Annie –dije con desdén – Deja busco una caja de pañuelos desechables, porque ese cuentito termina siendo más y más lacrimógeno cada vez que lo recitas.

–Siento que no me creas, pero jamás usaría la historia de mi hija para engañarte –una mirada a los ojos bañados de dolor de Stanislav bastó para comprender que mi burla había sido un golpe bajo. Sabía que Annie era real, había visto sus recuerdos la noche anterior, y sabía cuánto amaba a su hija.

–Yo… lo siento… sólo que estoy tan furiosa que... –nunca había sido bastante buena disculpándome, y esta vez, no era la excepción –Vi tus recuerdos, la vi y sé que no es un invento o que la usarías para… en fin, lo siento.

–El caso es que acepté la oferta de Jane –prosiguió –Al principio ni siquiera pasaba más de dos días en Volterra. Mi trabajo era en otros países, controlando vampiros que se habían saltado las reglas o entrenando a los guardias que estaban destacados fuera de Italia; eso fue hasta hace dos meses, cuando el mismísimo Aro me mandó llamar… Me dijo que desde hacía años había una especie de guerra contra un clan que deseaba derrocarlos, que la lucha final estaba a la vuelta de la esquina y que era de suma importancia estar preparados para lo que se avecinaba.

»Creí que mi papel se limitaría a quedarme en Volterra y entrenar a los nuevos miembros de la guardia y reforzar las tácticas de los miembros más antiguos, así que me sorprendí cuando Aro me informó que yo sería parte del grupo que iría por el arma infalible que necesitaríamos para aniquilar a los Cullen: tú.

Lo miré con los ojos como platos, pero no me atreví a interrumpir su relato. Necesitaba escuchar la historia completa. O por lo menos, la parte que él conocía.

–Realmente no me molesté en investigar o preguntar más información, me limité a encogerme de hombros y aceptar el encargo. Awka y Dimitri fueron los primeros en partir a Estados Unidos, para localizarte. Gianna  y yo llegamos después, justo el día en que te quedaste de ver con Awka en el bosque.

–¿Por eso permitiste que el animal de Awka, Apolo o como se llame, me atacara? ¿Por qué yo era un simple trabajo más?

–Si, pero no es como tú lo crees…

–No entiendo.

–Al principio, creí que eras un vampiro más. Sinceramente, el que se maten vampiros entre si es algo que jamás me ha preocupado; por el contrario, por cada vampiro meno, el mundo es un lugar mejor… Como te dije antes, no me preocupé por averiguar detalles, de hecho, mi presencia sólo era por precaución, por si las cosas se complicaban más de la cuenta y decidías no venir con nosotros…o por si los licántropos se aparecían por ahí.

–¿Licántropos? ¿Entonces esa parte sí es cierta?

–Sí, cuando llegamos al bosque, había partes que apestaban a ellos. Awka nos había advertido que tú estabas comprometida con el líder de la manada; al parecer, era una especie de alianza entre tu familia y ellos.

–Haces que suene como si me hubieran orillado a un matrimonio forzado.

–A estas alturas, no sé que tanto sea verdad eso. Pero Awka nos lo dijo para que tuviéramos en cuenta que probablemente podríamos enfrentarnos a uno de esos hijos de la luna.

–¿Cuándo te diste cuenta que yo no era un vampiro del todo?

–Cuando Awka nos llamó para que nos acercáramos, supe que había algo extraño en todo eso… Escuchaba perfectamente el latido del corazón de Awka, estaba acostumbrado a ello, pero en esta ocasión se escuchaba una especie de eco en el sonido. Creí que estaba equivocado o que empezaba a fallarme mi súper oído. Sólo cuando te vi sangrar, me di cuenta que eras un semi-vampiro, tal como lo es Awka. Me sorprendí bastante y para cuando quise intervenir, tú ya habías caído sobre las rocas, golpeándote la cabeza y quedando inconsciente.

–¿Y aún así dejaste que me llevaran?

–Tú eras un objetivo, un trabajo más qué cumplir al pie de la letra. Y como te dije antes: con los Vulturi no existe en fracaso.

–Como buen soldado, tenías órdenes que cumplir.

–Así es… todo frío y perfectamente calculado.

Me quedé en silencio

Así que todo se reduce a que soy un trabajo más, una herramienta útil contra una lucha que ni siquiera es la mía.

–¿Y mi familia? –dije de pronto

–No sé… no sé más que tu nombre de pila.

–¿Cuál es?

–Te llamas Renesmee

–Renesmee… –repetí casi sin aliento, esperando que con solo pronunciar mi nombre, por arte de magia, el resto de mi memoria viniera a mí. Pero nada sucedió. –¿Por qué soy importante en esta guerra? Me han dicho que solo yo puedo destruir a la tal Isabella Cullen, pero ¿por qué? No me digan que quieren que la mate de aburrimiento mostrándole una y otra vez sus recuerdos. Por que eso es lo único qué puedo hacer con mi don.

–Al parecer, eres capaz de romper el escudo mental que ella proyecta… o algo así. No estoy muy seguro de esa parte. Es lo que he ido entendiendo en retazos de conversaciones entre Jane, Awka y Aro.

–¿Sabes algo más de mi familia?

–No. Sólo sé que vivías en Forks, un pequeño poblado de Estados Unidos… Realmente no me interesaba conocer tu historia, me daba lo mismo. Sólo que no esperé que las cosas se fueran dando así entre nosotros… Me arrepiento de no haber investigado más…

–¿Y la historia de que Aro es mi padre y de Gianna, mi supuesta hermana melliza?

–Cuando llegamos aquí, nos dimos cuenta que el golpe que recibiste en la cabeza era más serio de lo que creíamos. De hecho, pensamos que no ibas a salir del coma, mucho menos que lo hicieras a la semana de haber recibido el golpe; cuando despertaste,  notamos que habías perdido la memoria, así que entre Awka y Jane idearon toda la historia de “Atena y Apolo”, pensaron que así sería más fácil controlarte.

–¿Por qué no he visto a Gianna?

–Gianna murió esa noche. Fue una especie de “baja táctica”… Awka decidió que sería preferible que aquellos que te conocían te dieran por muerta, y necesitaba un cuerpo para apoyar su mentira; Gianna tenía muy poco tiempo de haber sido convertida y no tenía algún don, así que no era una baja significativa para nosotros. Desmembramos su cuerpo e hicimos una hoguera para quemarle. Traías una cadenita con un guardapelo al cuello, Awka te lo quitó junto con tu celular y los dejó ahí, por si alguien encontraba la fogata, creyeran que se trataba de ti.

Me dejé caer sentada sobre el colchón de la cama, incapaz de dar crédito a todo lo que había estado escuchando. Había sido toda una operación bastante elaborada para capturarme, pero ¿por qué? ¿Realmente poseía un don tan valioso como para que se tomaran tantas molestias por mi? Sentía una especie de nauseas, tanto del enojo, tanto del miedo. Oh, porque empezaba a sentir miedo por mi misma, porque ¿qué iba a pasar conmigo cuando pasara la guerra? ¿Me iban a dejar partir fácilmente o decidirían matarme para no dejar testigos ni huellas de lo que habían hecho conmigo? Me abracé a mi misma, tratando de controlar los temblores de mi cuerpo.

–¿Alguna vez les importó lo que pasara conmigo? ¿Alguna vez te importó que me arrancaran de mi vida, que me quitaran todo? –le dije mirándolo directamente a los ojos.

–No, o por lo menos al principio…

–¡Vaya!, por lo menos eres sincero en eso.

–Atena…

–Renesmee, mi nombre es Renesmee

–Renesmee –Stan se puso en cuclillas ante mi, trató de tomar mis manos, pero repelí el contacto –Mi trabajo se limitaba a vigilarte y a entrenarte para el enfrentamiento de los Cullen; tenía ordenes estrictas de no quitarte la vista de encima, tanto por si tratabas de escapar o por si recordabas algo de tu pasado o por si los Cullen venían por ti…

–¿Por qué habrían de venir por mi?

–Porque ellos saben también saben que puedes atravesar el escudo de Isabella; tal vez intentarían atraparte para tenerte de su lado… No sé, no conozco toda la historia detrás. Lo que sí puedo asegurarte es que quiero ayudarte, por eso te pedí que cuando pasara todo esto, huyeras. Mereces algo más que estar rodeada de un montón de monstruos.

–¿Por qué será que no te creo? No puedo creer que seas parte de esto y no conozcas todos los detalles.

–Y entiendo que no lo hagas. En la guardia, hay rangos, como en la milicia; entre más oscura sea la túnica que utilizas, más poder tienes dentro de la organización de los Vulturi; Aro, Cayo y Marco, así como Jane y Alec son los único que visten de negro, demostrando el nivel de control y poder que poseen. Después, siguen Awka, Demetri, Chelsea y Felix, con sus ropajes gris oscuro. Yo estoy en el siguiente nivel inferior, por eso no comparten demasiada información conmigo, ni yo me molestaba por pedirla. Todo lo que te he contado es lo que sé, tanto por sus palabras o por retazos de conversaciones que he ido hilando

Lo miré recelosa.

–Yo estoy de tu parte, yo quiero ayudarte, no soy tu enemigo –prosiguió– Cuando te dije que cuando menos lo pensaras tendrías tu vida de regreso, lo dije en serio.

–No sé si creerte… Ojalá pudiera leer tu mente, para estar segura si me dices la verdad o es una nueva red de mentiras que estás tejiendo a mi alrededor.

–Puedes ver mis recuerdos, puedes comprobar que lo que digo es verdad.

Stanislav tomó mi mano con la suya y la puso sobre su mejilla. Traté de zafarme, pero él evitó que lo hiciera, imprimiendo más fuerza.

–No puedo ver nada… –dije después de un momento, cuando no logré bajar ni una sola imagen de su mente.

–Inténtalo nuevamente

Me concentré nuevamente, enfocando todo mi deseo a obtener algo que me comprobara que Stanislav no era tan malo como empezaba a creer. Estuve a punto de darme por vencida, cuando unas lucecitas de colores empezaron a desfilar rápidamente ante mí, hasta convertirse en un halo de luz blanca. Pude ver el recuerdo de Jane proponiéndole unirse a los Vulturi a cambio de dinero y la seguridad de Annie; también pude acceder a sus recuerdos de lo sucedido en el bosque

–Esto no tiene por qué terminar así” había dicho Stanislav

“–A veces hay que hacer pequeños sacrificios en busca de la gloria…” respondió Awka

“–Parece que está recobrando la conciencia…” pronunció Stanislav mientras me miraba, preguntándose si estaba haciendo lo correcto cuando descubrió que yo no era un vampiro del todo.

–Parece que dices la verdad –dije rompiendo el contacto.

–¿Me crees?

–No lo sé… son demasiadas cosas en tan poco tiempo, que ya no sé en qué o en quién creer…

–Sé que no tengo derecho de pedirte nada, pero ¿podrías fingir que no has recordado nada, que todo sigue igual?

–Stanislav….

–Por tu propio bien. Apolo, o mejor dicho, Awka está empezando a perder el control sobre sí mismo, ya viste lo que estuvo a punto de hacer si no llego a tiempo… Si se entera que descubriste sus mentiras, temo lo que pueda hacerte.

–No se si lo pueda hacer... ahora que se parte de la verdad, no me siento capaz de fingir. Odio las mentiras.

–Tienes que hacerlo. Y sobre todo, evita cualquier contacto con Aro; con un simple roce, es capaz de conocer hasta el más profundo de tus pensamientos. Y créeme que Aro es más peligroso de lo que parece, no se detiene ante nada. Fue capaz de matar a su hermana, Dídime, la esposa de Marco con tal de mantenerlo bajo su control.

–¿Cómo?

–Marco y Dídime estuvieron a punto de abandonar a los Vulturi, Aro lo descubrió y decidió deshacerse de su hermana, pues la consideró la instigadora del deseo de Marco de largarse de aquí.

–¿Y Marco lo permitió, y se quedó a pesar de eso?

–Aro es terriblemente poderoso, y al final, sin Dídime, Marco decidió que le daba lo mismo. Por eso siempre tiene una mueca entre hastío y melancolía… Te lo cuento para que entiendas hasta donde puede llegar Aro con tal de que las cosas sucedan como él quiere.

¿A dónde he venido a parar? Tantas mentiras, tantos engaños y tanta crueldad no pueden ser reales

Me quedé en silencio, sumida en mis propios pensamientos, la mayoría de ellos empañados de miedo.

–¿Qué vas a hacer ahora? –preguntó al fin.

–Quisiera irme, dejar esto atrás. Pensar que sólo fue una mala pesadilla… pero sé que no es tan fácil. Empiezo a entender hasta donde son capaces de llegar todos ustedes.

–Supongo que quieres escapar

–Pero ¿a qué precio? No soy estúpida, Stan. Aunque lograra escapar, ellos estarían detrás de mí para matarme por dejarlos antes de la lucha. Además, ¿a dónde iría? Por lo que me has dicho, sólo sé que vivía en Forks, pero no se nada de mi familia o si realmente tengo una. Si huyo, tal vez vayan contra mi familia o tal vez… –se me engrosó la voz con la idea que había pasado en mi mente –o tal vez los Vulturi ya se hayan encargado de ellos… Creo que después de todo, me conviene quedarme con ellos hasta darle lo que quieren, y así, tal vez me dejen ir más fácilmente.

»Además, tengo que pensar en alguien más que se vería afectado si tu trabajo fracasa.

–¿De quién hablas?

–De Annie, de tu hija… tu lo dijiste: con los Vulturi no existe el fracaso, y si ellos pensaran que no has hecho tu trabajo como se esperaba, no sólo irían tras de ti, sino te castigarían en tu único punto débil. Anoche lo comprendí, ¿lo recuerdas? Cuando me pediste que me fuera después de que todo esto terminara…

–No puedo pedirte que hagas eso.

–Y no lo hago por ti, lo hago por ella… Anoche vi en tus recuerdos no solo tu sufrimiento, sino el de ella. Annie ya ha pasado bastante, y no merece que una pandilla de vampiros se lance contra ella. Me voy a quedar hasta el enfrentamiento con los Cullen, pero después, si es que sobrevivo, me voy a marchar sin mirar atrás.

–No voy a permitir que te pase nada.

–Por favor, no me prometas nada, no digas nada… Ni siquiera estoy segura de querer tenerte cerca de mí.

Stanislav asintió suavemente

–Lo entiendo. –Se puse de pié al fin y se encaminó con paso decidido hacia la puerta de la habitación. Justo en el umbral, se detuvo y se volvió hacia mí –Aunque no me quieras cerca, eso no significa que deje de protegerte.

No contesté nada, dejé que saliera cerrando la puerta tras de sí. Sólo entonces dejé que una solitaria lágrima resbalara por mi mejilla.

 

 

 

El resto del día transcurrió con relativa calma. Opté por quedarme encerrada en mi habitación, sin deseo de ver a mis captores y con la acuciante necesidad de poner mi cabeza en orden.

En cuanto Stanislav se había ido, me metí a bañar, deseando que el agua aflojara mis engarrotados músculos y a la vez, de ayudara a despejar la maraña de pensamientos que era mi mente. A pesar de que deseaba con ansias quitarme de encima la ropa que Stan me había prestado esa mañana, cuando estuve vestida con un par de jeans y una blusa de cuello alto (para tapar los moretones del cuello), en un tonto impulso tomé la camiseta y el short y los doblé con cuidado, poniéndolos en una bolsa de plástico y guardándolos en un cajón del clóset.  Conociendo mis arranques, lo más lógico es que hubiera hecho jirones la ropa y la hubiera tirado a la basura, pero extrañamente, me sentía incapaz de deshacerme de sus prendas. Aunque no quería tenerlo cerca, una parte de mi se resistía a separarse de él.

Otra cosa que lamenté fue el no permitir que me revisara. Después de todo, había sido médico y por lo enrojecido de mi ojo, imaginé que la ayuda extra de la medicina moderna no me vendría del todo mal. Además, había terminado volviendo el estómago miserablemente, no supe si por la bilis del coraje o porque la sangre de cerdo de aquella mañana me había sentado pésimo. Lo último que me faltaba era pescar algún virus estomacal.

Agarré una pequeña toalla de mano, la empapé en agua helada y la puse sobre mi amoratado ojo, esperando con eso remitir en algo la hinchazón. Así, con mi improvisado remedio, me acosté sobre la cama y poco a poco el cansancio fue venciéndome, sin darme cuenta. Estaba tan agotada, que en segundo me sumergí en un profundo sueño.

Mucho tiempo después, los fuertes golpes a la puerta de mi habitación me despertaron. Me senté, algo desorientada.  La recámara había empezado a sumirse en las penumbras y con algo de trabajo, enfoqué la mirada en un antiguo reloj de pared que había al fondo de la habitación, el cual marcaba las seis y 34 minutos de la tarde. Había dormido más de cuatro horas seguidas.

Unos nuevos golpes impacientes llamaron a la puerta.

–Pase –dije con la voz todavía adormilada.

–Será mejor que alistes tus cosas –la voz de Stanislav era tan dura como su rostro –Salimos a Volterra en media hora.

–¿Cómo? ¿Hay otro banquete? –la sola idea me asustaba.

–No. Regresamos a Volterra por órdenes de Aro. Quiere tenernos cerca para afinar detalles.

–¿Qué detalles?

–En una semana, enfrentaremos a los Cullen.

–¿¡Qué?! –sus palabras me sacaron por completo del letargo. –¿Tan… tan pronto?

–Alégrate, en una semana serás libre. En siete días, todos nosotros seremos como una muy mala pesadilla para ti.

Y sin más salió, dejándome temblorosa. La mentada guerra siempre se me había antojado algo tan lejano, tan irreal que no me había preocupado realmente. Pero ahora ya era algo tangible, ya había una fecha para la sentencia y por primera vez me di cuenta que no estaba segura de poder cumplir con mi cometido de acabar con Isabella; es más, ni siquiera estaba segura de salir con vida de ahí.

19 comentarios:

  1. oh!!!!
    gracias Mid...... en serio, me has alegrado la noche.
    Estuvo genial tu capitulo, esta historia cada vez se pone mejor.
    No sabes cuanto me pone feliz el saber que ya casi se acerca la batalla contra los Cullen
    Sigue asi!!!!!

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  2. me encantó.. me encantó..!

    Pobre Stan...me da peniita ante el rexazo de Nesiie...y q meiito ya se viene la batalla con los Cullen...

    ahh vdd...vas a poner el punto de vista de jake por lo que le hizo Nessie..??? esq la vdd me imagino como se debe sentir..completamnte destrozadoo...pobreciitooooooooooooo...

    Buuuu... me da muxaa curiiosiidad saber como esta...se q soy una xinxosa xq siempre te pregunto lo mismo...peroo esq no puedo evitarlo...jake me encantaa...!x3

    sigue con la hiztoriia q lo hacz geniial...x3!

    Saludoz desde peru..!

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  3. OMG!!!!
    esta genialisimo!!!!! claro qe estaba como si nada platicando afuera de mi casa i qe grita mi pima "ya subioo capituloo!!!" jajaja i subi corriendo las escaleras por la compu para leer, pense qe volveria a leer hasta el lunes o una cosa asi i esta uff!! por lo menos ia sabe perte de su vidaaaa nononono hasta cuando se enterara qe los Cullen son su familia i qe Isabella es su madre???!!!.....
    espero con ansia en siguiente pero no te presiones ok!!

    besitos desde monterrey!!!

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  4. Gracias!!! En serio, te felicito, escribes fenomenal... no puedo despegarme de tu blog para saber mas, mas y mas... me facina tu historia... no puedo creer que solo falte una semana, coincido con *MiiTa*, probre Jake, a mi me encanta... PURA VIDA!!! Suerte y cuidate!!!
    Saludos desde Costa Rica!!

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  5. hola midnight_girl, ya tenia tiempo sin escribir un comentario, komo siempre me enkanto...pero porfis ke no valla resultar Nessie enbarazada, kon eso de ke vomito, y stan le habia dicho en el kapitulo pasado ke si vomitaba se tomara la otra pastilla, porke ahi si pobre de Jake, y pues yo prefiero a Jake ke a Stan....

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  6. me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    no tengo palabrassssss

    tengo ganas k ara Jake cuando la vea.. i con stan.... OMG

    BESOS DE ESPAÑAA

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  7. ke lindooooo... stan es tan lindo... cada vez me gusta más!
    ke sigas asi de bien :)

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  8. aiiiiiiiii!!!!!!
    Graziiaz midnight =D

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  9. hola mid, despues de 10 dias de vacaciones, regresamos a casa y sin deshacer la maleta, lo primero que hicimos fue encender el ordenador para ver si habias subido capítulos durante estos dias. Gracias han sido preciosos... e intensos, me ha encantado el toque erotico del capitulo anterior (y si hubiera sido con Jake sería perfecto). Pero hagas lo que hagas, tu historia es preciosa, mi hija y yo solo teniamos ganas de regresar para poder leerte. Nos encanta, besos desde España

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  10. me haces muuuuuuy feiz! me sacas una sonrisa cada vez que veo el titulo de un nuevo capitulo..!
    buenooo una semanaaa!! quiero ver sus reacciones1 pero los culle saben de esta lucha o los cogera por sorpresa? porque alice no veia nada no? bueno que ganas tengo! espero q todo termine en un final feliz..PORFAA mid gracias =)

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  11. No tengo palabras... miles de gracias!!! esta buenisimo el capiutulo como siempre...
    Sos una genia quedo a la espera del proximo...
    Suerte...

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  12. Este capítulo reivindicó a Stan1 me encantó de verdad y la historia cada vez se pone más interesante... wuju!

    Grande Mid!

    TEAM STAN

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  13. Mid: Excelente capítulo!!
    No veo la hora que se produzca el reencuentro entre Nessie y Jacob. Aunque suene cursi, creo que cuando existe un gran amor todo se perdona!!
    Saludos
    Luce

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  14. hOLa
    Me Encanto el capitulo; me pase la semana desesperada porq subieras capitulo.Pero sin presiones.

    ByE sIgUe AsI

    AtTe: AnA pAu CuLlEn

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  15. esta estupendo este captulos genial porfin se abna a bolber a reunir porfin ban a estar guntos de nuav minimo ya esta muy serca

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  16. amo a Stan , la neta que bueno ke le conto todo lo ke l sabe a nessie, aunque no sabe mucho pero le dio una idea
    espero ke aro no se entere de esto y ke awka se muera pronto jajaja
    muero por leer mas
    GRACIAS!!

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  17. hecho de menos a desorientada esto no es igual sin ella. no te enfades mid pero esque a uasteds no les paso igual?me muerdo las uñas por saber que la ha pasado

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  18. ola mid esta hermossisima esta historia me encanto espero k subas mas capitulo me muero por saber k pasara.Cada noche cojo el ordenador y me pongo a leer todos los capitulos de verdad eeress buenissima spero k escribas capitulos pronto porfiii
    bueno pero sin presiones

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  19. descubri tu blog hace menos d una semana y no descanse hasta llegar al ultimo capitulo,, tu historia es demasiado buena! tienes una excelent imaginacion y m encanta el giro q le has dado a la historia, espero con ansias el nuevo capitulo...
    saaludos desde Venezuela

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