Disclaimer

Nombres y personajes de esta historia son propiedad de Stephanie Meyer (menos los que no salieron en la saga original). Lo único mio es la historia que va uniendo a tan maravillosos personajes.
Esto es un homenaje a una de mis sagas favoritas, sin fines de lucro, por mera distracción.

jueves, 29 de enero de 2009

MALOS ENTENDIDOS

Ahí estaba yo, como una tonta sin saber por dónde empezar, pero teniendo tanto por decir, mirando a todas partes menos a quien importaba.
–¿Renesmee? ¿Ya lo pensaste mejor y siempre no quieres hablar?
–Yo… sí
–¿Sí lo pensaste mejor y ya no quieres hablar? O ¿Sí, si vas a hacerlo?
–No, digo, sí…. Sí voy a hablar contigo, solo que… ¡arrgg!! No sé que me pasa, creo que el cansancio me apagó las neuronas que hacen que funcione mi lengua.
–Nessie, estás divagando… y sinceramente, en lugar de estarme enfriando aquí fuera sin motivo alguno, preferiría ir a patrullar por los bosques.
–¿Patrullar? ¿Ha habido algún problema en Forks últimamente? –me inquieté. Aún recordaba la última vez que estuvo a punto de estallar una especie de guerra vampírica en Forks. Aunque yo tenía muy poco tiempo de nacida, recordaba perfectamente esas aterradoras figuras envueltas en capas negras. Esos ojos rojos que destilaban tanto odio y sed, que provocaban que se te helara la sangre.
–Sólo es por rutina, ya sabes, para no perder la condición física de lobo.
La voz de Jacob sonó un poco divertida, como si se estuviera contando a sí mismo alguna especie de broma privada. Yo sabía de sobra que mientras los quileutes percibieran el olor a vampiro cerca de ellos, sus transformaciones de hombre-lobo no cesarían. Creí que, al haber estado alejado de nosotros tanto tiempo, Jacob había perdido el interés o la habilidad para transformarse en animal. Saber que aún podía hacerlo me sorprendió.
Al ver que otra vez me quedaba callada, Jacob profirió un largo y ruidoso suspiro, como indicio de que su paciencia no era mucha esa noche.
–Mira, creo que será mejor que duermas, descanses y si todavía quieres hablar de… eso, podemos hacerlo otro día. Creo que ya es hora que regrese a casa.
–¡No! –Demonios, lo estaba arruinando. A este paso, tendría suerte si él siquiera se dignara a mirarme de nuevo. –Por favor, no te vayas. Es importante para mí solucionar las cosas.
–¿Por qué? –alargó su mano derecha hasta mi mentón suavemente pero con firmeza para obligarme a mirarlo directamente a los ojos. –¿Por qué de pronto es tan importante arreglar las cosas? ¿Por qué ahora y no hace ocho o cuatro meses?
–Jacob… –como si tuvieran vida propia, mis manos se estiraron hasta atrapar el rostro de él. Extrañaba tanto acariciar la suave piel de sus mejillas –Mi Jacob… lo último que hubiera querido en esta vida era hacerte daño. Y sé que me porté muy mal, que te dije cosas terribles de las que va a ser muy difícil que me perdones, es más, ni siquiera yo misma me puedo perdonar las cosas que te grité.
Sus ojos brillaron con algo que no estaba segura de reconocer.
–¿Por qué? –Parecía que era lo único que sabía decir, pero comprendí que cada uno de esos “Por qué” tenían un peso y un significado importante para él.
–Porque eres alguien importantísimo en mi vida y no quisiera que por una estupidez te alejaras de mi. De verdad, lo siento, perdóname… Sé que no va a ser fácil que las cosas sean como antes, pero quiero intentarlo.
–¿Quieres que las cosas sean como antes? –frunció el ceño, como si mis palabras no hubieran sido lo que esperaba.
–¡Claro! Eres mi mejor amigo, mi cómplice más incondicional desde el primer día de mi vida. Por supuesto que quiero que las cosas sean como antes, no quiero que te alejes de mí. Eres la única persona, o mejor dicho, el único ser que realmente puede entenderme.
Me hubiera encantado agregar “y desde que te fuiste, no dejo de tener ciertas ideas y pensamientos sobre ti que me inquietan” pero creí que no serían de lo más apropiados para un momento como ese. Lo que realmente me importaba era tener a mi mejor amigo de regreso, y si para lograrlo tenía que dejar de lado todas esas “telarañas” que se me estaban formando, que así fuera.
Pareció sopesar cada una de mis palabras, mientras el silencio nuevamente se instalaba entre nosotros. Decidí no darle tregua, seguir exponiendo mi caso para lograr su perdón.
–No tengo excusas por todo lo que dije, por acusarte de algo tan bajo como pretender que tu único interés en nosotros era hacerte del dinero de los Cullen –mis palabras provocaron un gesto torcido de su parte –Te juro que nada más decirlo, me arrepentí muchísimo, pero estaba tan enojada por tu partida, que el orgullo no me dejó retractarme en el momento. De verdad, esas palabras no salieron de mi corazón, fue producto del berrinche porque no quería que te fueras. Me dolía mucho decirte “adiós” y saber que ya no estarías todos los días junto a mí. No se me dan bien las separaciones largas de aquellos que quiero.
–Tal vez no hiciste esas acusaciones de corazón, pero las pensaste, y eso duele igual o más.
–Yo… perdón, perdón, perdón. –En un impulso, me deslicé de la silla para caer de rodillas frente a él.
Jacob me aprisionó con sus manos por los hombros; hecho una furia, me puso de pié en el acto.
–¡Jamás, escúchame bien, jamás vuelvas a hacer algo como eso! Jamás vuelvas a arrodillarte ante mí o cualquiera que pise esta Tierra, ¿entendido?... ¡Niña tonta!
Su reacción me sorprendió, más que la mía propia. La tía Rosalie me educado muy bien como para que los hombres fueran los que se pusieran de rodillas por mi. Si me hubiera visto, la tía no hubiera dudado en darme mi primera tunda. Pero mi desesperación por arreglar mi amistad con Jake era más grande que mi amor propio en esos momentos.
–Lo siento... parece que no hago nada bien contigo. Trato de arreglar las cosas, y las estoy embrollando más, ¿verdad? –Sin poderlo evitar, mis ojos se llenaron de lágrimas ¡Perfecto! Parecía que todos esos truquitos femeninos que Rosalie se empeñó en enseñarme para “manejar a los hombres a mi antojo”, según sus palabras, habían decidido salir a flote justamente en ese momento. Siempre me había burlado de las heroínas de esas novelas románticas y cursis, y ahí estaba yo, comportándome como una de ellas. ¡Maldición!
Parecía que mis lágrimas habían logrado ablandar un poquito a Jacob, que refunfuñando algo sobre “las susceptibles mujeres Cullen” me arropó entre sus brazos.
–Renesmee –su voz sonaba más ronca de lo habitual –No te voy a mentir diciéndote que tus palabras no me lastimaron –sin querer, me tensé en sus brazos, pero él parecía no notarlo –pero por más que quisiera, no puedo durar mucho tiempo enojado o sentido contigo. Siempre ha sido así, a pesar de lo que digas o hagas.
Cerré los ojos y recordé cómo había sido nuestra relación desde el principio. Jacob siempre había estado ahí para mí, desde que nací, ya fuera para cuidarme como cuando Bella no pudo hacerlo en esos tres días que tuvieron que transcurrir para completar su transformación a vampiro, o para jugar conmigo o para consolarme cuando parecía que nadie más podía hacerlo. Todos y cada una de mis necesidades de semi-inmortal habían sido satisfechas, de alguna manera, por Jacob Black.
Si había algo que se me escapaba a la mente, era por qué había permanecido tanto tiempo a nuestro lado. Si bien, Bella y Edward habían sido los últimos de los Cullen en marcharse de Forks hacía seis años, Jacob había tomado la decisión de partir con ellos a New Hampshire.
Papá había comprado una enorme casa a unos treinta minutos de Dartmouth para que mamá pudiera seguir sus estudios universitarios. La casa, o mejor dicho, la mansión donde vivimos todo esos años, tenía una especie de casa para huéspedes donde Jacob vivía. Era una forma de darle su propio espacio, aún cuando la mayor parte del tiempo la pasaba en la casa principal.
Una de las pocas veces que lo vi discutiendo con papá fue cuando éste le propuso pagarle los estudios. Jacob se enojó tanto, que terminó cambiando de fase frente a nuestros ojos. Recuerdo que uno de los argumentos que papá utilizó fue algo así como “tienes el deber de darle el nivel de vida al que está acostumbrada”. No supe muy bien a quién se refería, pero eso pareció hacerlo entrar un poco en razón. Al final, había aceptado una especie de préstamo por parte de Carlisle, eso sí, siempre y cuando quedara por escrito que Jacob tenía que pagarle todo el dinero y con intereses. Había estado a punto de montarse en cólera nuevamente cuando vio la irrisoria tasa de interés que el abuelo había fijado.
Así, mientras Bella estudiaba Artes, papá se enrolaba por tercera vez en Medicina, Jacob se entregó a al estudio de la Ingeniería Mecánica. A pesar de las largas horas que tenía de dedicarle al estudio y al trabajo que había conseguido en un Starbucks para pagarse sus gastos, Jake siempre sacaba tiempo para estar conmigo.
Nuestra vida transcurría en una tranquila rutina, sin grandes cambios o excepciones. Claro que era rara la ocasión que yo convivía con los mortales, pues gracias a mi rápido desarrollo eran pocas las veces que podía alternar con ellos. Aunque eso nunca me afectó, pues mi mundo era colmado por mi maravillosa familia, que vivía cerca de la casa de mis padres.
Todo parecía perfecto, o por lo menos me parecía a mí, hasta el día en que por accidente escuché a la tía Rosalie conversando con Emmett. Ella se quejaba, por enésima vez, de algo que había hecho Jacob. Estaba acostumbrada a la animadversión que sentían el uno por el otro, pero esta vez, lo que me llamó la atención fue lo cuando ella dijo “Ese miserable perro debería decidirse a largarse de una buena vez. Debería darse por vencido, porque nunca va poder conseguir una tajada del dinero de la familia. Podrá engañar a los demás, pero a mi no; yo sé que tanta faramalla por Nessie es únicamente porque sabe que ella es nuestro punto débil, así que la usa para sacarnos lo que quiere. Sabe que Carlisle o Edward jamás le echarán en cara el dinero que han gastado en él
Emmett trató de que callara, pero ella siguió “El día que se aburra de estar de adulador con Carlisle y se de cuenta de que no va a poder hacerse millonario a nuestra costa, ese día se va a largar con la tal Leah. Al fin y al cabo, son iguales, los perros solo pueden estar con los de su clase…. Ojalá se largara de una buena vez; que aproveche lo insistente que ha estado Leah con sus llamadas, y nos deje en paz, sobre todo a Renesmee
No seas dura. Recuerda todo lo que Jacob ha tenido que pasar con nosotros” la reprendió Emmet, “No fue fácil para Jake dejar a su padre para seguirla”. Me quedé intrigada a quién se refería con “seguirla”, pero como los estaba escuchando a hurtadillas, no podía aparecerme de repente para preguntarle al tío a quién se refería exactamente. De hecho, lo que estaba escuchando me estaba provocando un dolor muy profundo, porque la tía Rosalie no sería capaz de mentir así, ¿verdad? Ella era mi tía favorita, con quien más estaba apegada. Adoraba a todos mis tíos, pero el lazo entre ella y yo era muy especial, así que tenía que confiar en lo que escuchaba de sus labios.
La avaricia no conoce de límites”, prosiguió ella, “Por dinero, hay quienes han matado hasta a su madre, así que darle la espalda a Billy no creo que haya sido un gran sacrificio para nuestro querido ‘fido’
Ya no quise seguir escuchando, así que me aleje con el mayor sigilo posible. Me negaba a creer del todo las duras acusaciones de la tía Rosalie, pero la semilla de la duda había quedado grabada.
Traté de ignorar esa duda por días, hasta una noche en que accidentalmente descubrí una nueva forma de mi don.
Mamá había encontrado unas fotos de su boda y las miraba absorta, con una mirada que indicaba que estaba sumida en sus recuerdos. Estaba sentada en su cama, así que entré a su habitación, porque me encantaba que me contara cosas de cómo se habían enamorado papá y ella. La toqué suavemente por el hombro, y de repente, sentí como una descarga eléctrica y vi un flashazo de luces multicolores pasar por mi mente antes de empezar a “ver” unas imágenes de Jacob con un gesto de horror gritando “¡Bella, ¿Acaso has perdido la cabeza? ¡No puedes ser tan estúpida!”, seguida de otra imagen de papá, en su traje de novio, vociferando a su vez “¡Quítale las manos de encima!”. Mamá se volteó de repente al sentir mi tacto y al ver mi expresión como ida, me miró confusa. Por una extraña razón, decidí ocultarle lo que acababa de pasar, algo raro, porque no había secreto entre nosotras. Pretexté un dolor de cabeza y salí de su habitación, en busca de mi mejor amigo, para contarle y que él me diera una respuesta a lo que había visto. Hasta mucho tiempo después empecé a entender que ahora no solo era capaz de transmitir mis pensamientos por medio del tacto, sino que también era capaz de “descargar” parte de los recuerdos de la gente y reproducirlos en mi propia cabeza sin que los demás lo notaran.
Cuando lo encontré, él estaba muy serio, con las facciones algo rígidas. Sin esperar que yo dijera algo, me tomó de la mano y me pidió que nos sentáramos en el balancín que había en el jardín.
Tengo que irme, Nessie”, soltó de pronto, sin preámbulos.
“¿Qué?”
“Hay problemas en casa. Billy no esta bien y me necesita”
“¿Billy está enfermo?”
Estaba sorprendida. Aunque no había convivido demasiado con el viejo Billy Black, sabía lo mucho que significaba para Jacob.
“Algo así… necesito verlo. Así que voy a tener que irme por un tiempo”
“¿Cuándo te vas? ¿Por cuánto tiempo?”
podría soportar una ausencia de un par de días. Pensar en un largo periodo de tiempo me llenaba de ansiedad.
“No sé por cuanto tiempo esté fuera…. Me marcho esta noche, Leah me está esperando afuera”
¿Leah? Dije para mis adentros, y de repente recordé las palabras de Rosalie… ¿así que se iba con Leah? ¿Así que ya se había cansado de esperar esa tajada que no llegaba? De pronto, me sentí muy dolida, muy decepcionada… mi mejor amigo era un cruel impostor, un maldito mentiroso que únicamente había fingido que le importaba con tal de congraciarse con mis padres y mis abuelos, ¡maldito fuera!
Así, que sin detenerme a pensarlo ni un segundo, dejé salir lo que había escuchado días antes de boca de mi tía. Sabía que estaba siendo cruel, que mi voz era un torrente de duras y frías acusaciones. Por un momento, no me importó en lo más mínimo lo que él pudiera decir. Sólo cuando me percaté de que no había dicho ni una sola palabra, pero que su mirada era por demás elocuente al mostrar todo el dolor que le había provocado con mis acusaciones, fue cuando me percaté de que tal vez, bueno no que tal vez, sino que tuve la certeza de que acababa de meter la pata y hasta el fondo.
Jacob dijo “lamento que creas eso de mi…. Realmente es una tristeza que todos estos años se reduzcan a esas palabras tan duras…. Adiós, Renesmee” y sin más, se dio la media vuelta y se marchó sin mirar atrás ni una sola vez.
No se por cuánto tiempo me quedé sentada en la misma posición mirando al infinito después de que se fue. De lo único que era consiente era que había lastimado a la persona que más significaba para mi en este mundo.
A partir de ahí, mi vida pareció sumergirse en un mundo gris. Me sentía mal por la partida de Jacob, por la forma en que nos habíamos separado. Él estaba preocupado por Billy y yo, egoístamente, ignoré ese hecho para descargar mis dudas y mi coraje en él.
No supe si papá había leído en mi mente lo que había sucedido (aunque conociendo lo que podía hacer con su don, no dudo que haya sido así), jamás mencionó algo al respecto y yo tampoco le confié a nadie lo que pasó. Me avergonzaba muchísimo mi comportamiento; parecía que el temor de mamá, de que yo terminara siendo la semi-inmortal más malcriada de la historia, se hubiera hecho realidad.
Durante todo ese año, traté de portarme lo mejor posible, ser un modelo de disciplina y buenos modales, pero a la vez, en mi interior empezaban a anidarse dudas y sentimientos que antes no había experimentado. Algunos, por no decir que la mayoría, tenían que ver con Jacob. Los otros tenían que ver con mi existencia en sí. Empezaba a tener dudas, a sentirme a medias, sin encontrar el lugar exacto al que pertenecía. Porque al final, solo era la mitad de un ser humano, la mitad de un vampiro. Había vivido la mitad de la vida que representaba mi cuerpo físico. Me sentía la mitad de todo, pero sin valer realmente nada. ¿Quién era yo? ¿Dónde encajaba? ¿Era un ser humano? ¿Era un vampiro? ¿Era un monstruo? ¿Qué significaba mi existencia? Alguna vez la tía Alice había dicho que no comprendía a las “razas mestizas”, que podía identificarse con los humanos porque había sido alguna vez uno de ellos; entendía a los vampiros, porque ella misma era uno, pero los “híbridos” estaban fuera de su comprensión. Por eso ella no podía “verme”, ni podía “ver” a Jacob. Así, que el único ser que podía entenderme, el único que de alguna forma era parecido a mí, el único que podía ayudarme a contestar esas preguntas, era al único que no podía recurrir en esos momentos gracias a mi imprudencia, a mi madurez y a mi orgullo.
Tal vez al final sí fuera un monstruo, porque solo uno de esa categoría sería capaz de causar tanto daño en aquellos que le querían.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes, Midnight_Girl. Vengo de parte de PLAP (Patrulla de Liberación Anti-Plagios).

    Quiero hacerte una consulta. ¿Tú autorizaste a las usuarias de Sala Cullen, Nessyblack y Ceci, que publicaras tu historia "Claro de Luna". Porque justamente, tu historia aparece publicada por esta usuarias, en la página antes mencionada, aunque pone tu nombre y la dirección de tu blog, pero Nessyblack y Ceci aparece como autoras oficiales. Aquí está el link a la misma:

    http://www.lunanuevameyer.com/sala-cullen?id_relato=11

    Te lo agradecería bastante, ya que así confirmamos si realmente es un plagio o una publicación autorizada.

    Gracias por tu amable atención y saludos.

    P.D. Más detalles sobre esto, puedes ver en el tema que se creó sobre el asunto en PLAP: http://plap.foros.ws/post.php?p=40297#40297. Esperamos tu visita y confirmación.

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  2. Hola, Midnight_Girl.

    Tal vez no me recuerdes, yo fui la primera en venir a mencionar la cuestión de la copia que yo erroneamente consideré plagio. Por favor, no te veas en la obligación de darnos una respuesta por el mensaje anterior y aunque pueda parecer un poco tonto después de tanto tiempo, quise venir a ofrecerte una disculpa en nombre de nuestra comunidad y yo personalmente.

    Ya le pedimos disculpas a CECI también (dos veces a falta de una). No era nuestra intención causar problemas ni hacer sentir mal a nadie; fue un error mío. Aquel día ya llevábamos contados varios plagios en la comunidad donde publicó tu fic CECI y yo no me fijé en los primeros comentarios de tu blog; di por sentado que este caso no sería diferente y para colmo el tema quedó abandonado por un tiempo (por eso la tardanza de esta respuesta).

    En verdad, mil disculpas por los inconvenientes que causamos. Procuraremos que no se vuelva a repetir.

    Saludos,
    L. Drama.

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